miércoles, 25 de noviembre de 2009

Photofinish


Mudo le dijiste que solo eran papeles olvidados en la sombra de tu mesita de noche aquel cuento de otoño que te escribió al acabar noviembre, ese que hablaba de seres Todopoderosos macabros, dueños de los hilos que tejían el destino y que se manifestaban montados en relojes de bolsillo ondulantes como las alfombras voladoras que se venden exclusivamente en Bangalore.

Uno a uno, funestamente, desgajó vuestros recuerdos y los guardó en la Caja de Pandora que lanzó a la Fosas de las Marianas. No quería que trascendieras en su vida, tus ojos cegados por la indiferencia arañaron sus venas resecadas por la ansiedad. Se le terminaron las uñas que morder, los huesos que crujir, las posillas que arrancar. Tuvo la boca llena de llagas que le carbonizaron los pulmones.

Perdió. Se vistió de vino y bebió bufandas de lana. Perdió la cordura, está a 11.034 metros bajo el mar. Comió cristales deshidratados y su cabeza desde entonces sigue a media asta. No la vengas a buscar porque no la reconocerás ni siquiera en sus silencios. Perdísteis

[Tiempo vacío de horas minutos y segundos, latidos muertos de la respiración, gritos punzantes en las tripas, lívidos anhelos muertos escapándose por debajo de la niebla, confusión presentada en una suma de dos mas tres. Esto no es vida, no hay espacio al que mirar, no existe. Purgatorio eterno, tiempo vacio de segundos, minutos y horas].

Antes de hacer volar su mente por encima de los tejados, dio un paso hacia atrás, quitándose de un camino que no era suyo, con resignación. Conformada, mirándote de reojo te vio pasar y guardó su corazón en la Caja de Pandora abandonada allí donde el hombre nunca ha estado y comenzó en paz su luto, llorando en primer lugar por aquel cuento de otoño que te escribió…

Ha vuelto el tiempo del silencio odiado

1 comentario:

Anónimo dijo...

puf.... me cuesta mucho leer esto sin que se me mueva algo por dentro...