martes, 26 de mayo de 2009

Tendré a lo sumo...


...tres fotografías de mi infancia guardadas en el último cajón de ese raido mueble. Llegué en mal momento y no eran tiempos para inmortalizar, nadie en un futuro querría recordar ese año (en el que la noticia más sonada fue la caída de cierto muro en Berlín).

Se me viene a la mente la palabra inoportuna. No se puede exigir que te quieran. No puedo exigirte que me mires, que me veas como soy, y tampoco sé como decirte que tu niñez está ya demasiado lejos como para que la añores tal y como lo haces, torturándote en el recuerdo de tus padres, en la memoria de tus profesores y tus amigos. No hemos nacido siendo queridos. Desacertados. Inexactos. Erróneos. Especialmente en mi caso, segundona.

(Ya llegan las frases inconexas. ¿Es ayer cuando lloraré? Presente, pasado y futuro en un mismo segundo concentrado. Este tema, el de la ausencia de fotografías de cuando era chiquitina, me obsesiona).

Paso a paso intento olvidarme de lo que me desagrada de ti, busco razones para entender por qué vives allí donde ya nadie queda vivo, ignorando a los que te rodean hoy, desaprovechándonos. Estás ebrio de recuerdos... Siempre ebrio. No. No puedo obviar lo que tanto odio.

El problema, el gran problema en realidad, es que no naci siendo querida, ni yo queriendo. Si. Me compadezco. Puedo ser fría y calculadora, se controlarme a la perfección. Estás pensando en algo que no es cierto, en algo que tu mismo has inventado. ¡Estás echando de menos una realidad ficticia¡

¿DÓNDE ESTÁN MIS FOTOGRAFÍAS? Las exijo de inmediato.

(No nací en buen momento pero mis miradas chorrean colores grasientos que se esparcen como misiles)